Inquietud y Serenidad

El viernes y sábado pasado pude participar en los X Coloquios de Filosofía organizados por la Universidad de Piura, que trató sobre El tiempo en la Cultura, Al acercarse la conmemoración de los 90 años de  fundación de la Revista Mercurio Peruano, cuyo primer número apareció en Lima en el mes de julio de 1918, promovida y fundada por Víctor Andrés Belaúnde y continuada en la actualidad por la Universidad de Piura.

Me gustó volver a mi universidad, y escuchar a los que fueron por mucho tiempo mis profesores. Fue como un volver en el tiempo, donde torneme de nuevo estudiante, estado en el que siempre me he sentido mejor, que enseñando. Enseñar es un gran reto, y en todo momento es peligroso, porque pretendemos darle verdades a nuestros alumnos -o por lo menos mostrarles el sendero para llegar a ellas- y qué dificil se me hace todo esto. Se me haría todo más fácil si pensara que mi labor consiste en dar soflamas o en enseñar opiniones; pero eso me parece demasiado cínico, y no puedo serlo.

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La ponencia que iba leer era sobre La Filosofía del Temple en Víctor Andrés Belaunde, y era parte de una investigación que vengo realizando sobre el pensamiento de este intelectual peruano. Se ha profundizado mucho sobre el aspecto político, histórico y cultural del pensamiento de Belaunde; pero poca atención se ha mostrado a su visión del hombre. Pero, tal como me dijo el Dr. José Agustín de la Puente en una de sus intervenciones en el coloquio, la reflexión sobre la persona humana fue central en el pensamiento de Belaunde desde su conversión y con el tiempo fue cobrando mayor importancia.

Si lo dicho por el Dr. de la Puente es cierto, qué relación se puede establecer entre la visión existencialista cristiana que tenía este pensador agustiniano, como solía llamarse él mismo, con lo expresado en obras como Peruanidad, la Realidad Nacional, El Debate Constitucional, entre otras. ¿Puede el pensamiento social y político, el estudio de la realidad de una nación, desconectarse de la visión de persona que tiene el estudioso? Desde mi punto de vista, no. Por eso -como sostengo en una parte de mi escrito- creo que la explicitación de la idea de persona que tenía Belaunde, quizá nos de un nuevo modo de comprender su obra completa.

Esto es grosso modo la línea de mi investigación mayor; sin embargo, lo publicado no va por esa línea. Era un trabajo más sencillo, era la exposición de la dinámica existencial del temple que Belaunde establece en tres dimensiones: inquietud, serenidad, plenitud. Para Víctor Andrés, el hombre tiene que habérselas ante el absoluto, y esto lo lleva a adoptar distintos temples.

La inquietud es el estado que surge ante la constatación de nuestra limitación y del afán de superarla. Nos vemos limitados en el tener (inquietud horizontal), en el amar (inquietud de profundidad) en el conocer y el crear (inquietud de elevación); desde esta se empieza uno a elevar hacia una verdadera inquietud vertical, cuando -trascendiendo las causas segundas- ansía comprender la causa última de su propia existencia.

La inquietud, para Belaunde, supone no solamente la conciencia de limitación, sino también la de libertad. pues «nuestra agonía, supone que somos dueños de nuestro destino y que nuestra vida y porvenir dependen de nosotros mismos». Cuando planteamientos filosóficos, religiosos o estilos de vida particulares, niegan la libertad, desaparece la inquietud y surge la serenidad propia de las visiones fatalistas de la vida.

«La serenidad supone la necesidad o el determinismo universal en tanto que la inquietud importa la contingencia de la libertad. No se concibe la inquietud si el Absoluto que anhelamos se halla en nosotroos mismos o si nosotros estamos sumergidos en él, envueltos y confundidos con él»

Pero distinta de esta serenidad de inquietud, es la serenidad de plenitud que mantiene los principios de la inquietud, pero dirigidos por la «dulce confianza» en el absoluto. Confianza que convive con la conciencia de limitación, pero que no se hunde en ella. «Serenidad de plenitud, serenidad dinámica, serenidad que busca el ser y que va hacia él en completa libertad. Serenidad basada en la fe, que no es la evidencia real o la ilusión de una evidencia; fe, como la de Pedro, que necesita ser fortalecida e incrementada».

la filosofía del temple de Víctor Andrés Belaunde
 

5 thoughts on “Inquietud y Serenidad

  1. ¿Qué es difícil?, volver al sitio donde pasaste un tiempo siendo «algo» y ahora volver al mismo lugar donde ahora eres «alguien»¿?

  2. Que orgullosos estaban tus profesores de la UDEP como el Dr. Eguiguren al verte disertar con tanta tranquilidad, aplomo y dominio de un tema tan rico, frente a espectadores de la calidad de Don Jose Agustin de la Puente.

    Todo te fue bien … mis felicitaciones… continua así y que Dios te de disernimiento y sabiduria

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