Amor e idealización (ejercicio libre)

En el mundo antiguo, a diferencia de nuestros días, el amor aparece como una tarea. Para nosotros, hombres postrománticos, y en muchos aspectos demasiado románticos aún, el amor es un sentimiento –todo lo sublime que se quiera- ante el cual cedemos pasivamente, dejándonos desgarrar por el dolor o elevarnos por el gozo. Pero como señalo, en el mundo clásico –entiéndase por tal el mundo grecolatino y el medieval- el amor aparece como aquel querer el bien del otro en tanto que otro del que hablaba Aristóteles. Por eso, Tomás de Aquino –y con él todo los pensadores medievales- entendieron el amor como un “principio del movimiento que tiende al fin amado” (S.Th. Q. 26 a.1).

ulrichEsta tarea, este movimiento hacia lo amado, comportaba una serie de características que intentaremos delimitar y aclarar. En primer lugar, el movimiento del amor se dirige hacia algo que se entiende como bueno; lo amado se ama en razón de bien. Ese bien amado atraviesa, en el espíritu del amante, un proceso de idealización. ¿Cómo debemos entender el proceso de idealización que se da en el amor? El diccionario de la Real Academia –en su versión online- define idealizar como: “Elevar las cosas sobre la realidad sensible por medio de la inteligencia o la fantasía.” Lo interesante de esta definición es los dos medios que señala –inteligencia o fantasía- a través de los cuales se puede elevar la realidad amada.

La idealización a través de la fantasía sería el proceso a través del cual ante una realidad que nos es poco conocida, proyectamos sobre ella una serie de elementos que no le son propios en la realidad, o que en otros casos, no le son propios en las magnitudes en que nosotros le atribuimos. Es el caso de los enamoramientos, sobre todo adolescentes, donde los enamorados hipertrofian las características buenas que tiene el amado, o le atribuyen cualidades que solo existen en la imaginación delirante de amor. Este proceso de idealización es ciertamente un falseamiento de la realidad, un desconectarse de la misma. Y por eso suele entenderse que los enamorados afirmen que la persona amada es “la mejor persona del mundo”, lo cual no puede ser más que un despropósito insostenible no sólo porque resulta imposible compararlo con todas las personas del mundo; sino sobre todo, porque a la edad de la adolescencia –que es donde más se dan estas idealizaciones- toda persona está lejos de ser la mejor persona.

Si la idealización por medio de la fantasía falsifica al ser amado; la idealización realizada por la inteligencia realiza un proceso de cristalización de la realidad. Entiendo por cristalización el proceso de resaltar y preservar las cualidades buenas de la persona amada, para mantenerlas siempre brillantes en medio de los avatares de la vida, y para que brillen incluso en medio de los defectos y vicios de esa misma persona. Este tipo de idealización, no desrealiza sino que jerarquiza la realidad. Idealizar es cristalizar la realidad, para preservar en el recuerdo y la intención aquellas notas que hacen que vivir en la realidad valga la pena.

Es lo que hay detrás de la actitud de los héroes de caballería de encomendarse a su doncella antes de cada lid. Es un revisar en su fuero interior aquel cristal que les muestra aquello que da sentido a su empeño de enderezar entuertos, luchar singulares batallas. El caballero adquiere un ideal por el cual luchar, ante el cual ser fiel a pesar de las desventuras. El caballero adquiere un ideal por el cual luchar, por el cual tolera los muchos males con los que se enfrenta, sin claudicar ni retroceder. El caballero adquiere un ideal por el cual luchar, por el cual acomete valientemente la tarea de no dejar que el mal que puebla el mundo ahogue ese ideal hasta desaparecerlo.

——————-

N.B. Este texto es un puro ejercicio de composición, un juego libre y como tal ha de ser tomado.