¿Proactividad o Hiperactividad?

«-¿Qué tengo que hacer para entrar? -Volvió a preguntar Alicia alzando la voz

-Pero, ¿tienes realmente que entrar? – dijo el lacayo-. Esto es lo primero que hay que aclarar, sabes.»

Releyendo estas líneas de Alicia en el País de las Maravillas, pensaba cuantas veces la gente actúa por actuar. A veces, llevados por modas, tratamos de aplicar la última novedad al asunto que tenemos en manos. Qué si organizamos el currículo por objetivos y después por aptitudes… Porque eso está de modo y así resulta mejor. Y lo mismo sucede en otros ámbitos: primero se buscó la calidad total, luego llegó la reingeniería… y sabrá Dios que vendrá después.

En medio de este mundo acelerado, confundimos la proactividad con la hiperactividad. Pensamos que debemos estar siempre haciendo cosas, y como no sabemos qué hacer, hacemos lo que nos dicta la moda, el otro, el temor. Pero proactividad implica ir construyendo el futuro, y para eso necesito saber qué futuro busco. Hacia donde voy.

Para esto debemos tener siempre un ideal que determine nuestras acciones, un ideal hacia el cual apuntamos. Es a partir de ese ideario que establecemos los objetivos que buscamos y definimos los medios y las herramientas a utilizar. Por lo tanto, antes de entregarnos al activismo, hay que pensar cuáles son los valores que constituyen nuestro ideal, y si tal o cual acción, tal o cual herramienta, ayudan a alcanzarlo. Como el arquero, hay que tener la vista puesta en el objetivo, de modo tal que cuando dispare acierte en el blanco. Si afinamos en la búsqueda del objetivo central de nuestro quehacer, podremos estar seguros de que nuestra acción será producto de un movimiento interior y por ello mismo será efectiva y eficaz.

No es pues proactivo el profesor que se las ingenia para dictar todo el temario que tiene asignado para un año, si sus alumnos no han entendido nada. Estamos ante el caso de una acción banal, que se ha desvinculado del ideario y se ha subordinado a los medios como si fueran los fines; cuando la finalidad , el ideal, es la educación del alumno. Ahora bien, pensar supone pararse a pensar. Es una actividad que toma tiempo. No es bueno apresurar el pensar, salvo que se trate de un pensar meramente estratégico. Pero si lo que queremos es un pensar directivo, que defina un ideal claro y los medios para alcanzarlos, enteonces debemos tomarnos un tiempo para hacerlo. Esto no implica dejadez, sino prudencia. Como decía Tomás de Aquino, lentitud en la deliberación, rapidez en la acción. En consecuencia, más que preocuparnos de las situaciones y estrategias, debemos enfatizar los principios y criterios junto con la experiencia y la debida prudencia personal como medios para actuar adecuadamente.

La acción podrá ser rapida si se sabe a donde llegar. Si sabemos los valores que queremos inculcar a nuestros alumnos y por qué queremos esos valores, entonces podremos comunicárselos. Pero si ahora apostamos por la tolerancia y la democracia, porque son la moda… y mañana más tarde optamos por una nueva moda… cometemos una grave falta… experimentar con personas.

One thought on “¿Proactividad o Hiperactividad?

  1. efectivamente, la proactividad desde mi punto de vista es tener una mente positiva ante los problemas del mundo, dar respuesta, no con otra pregunta sino con alternativas. El proactivo sabe que todo tiene un propósito que él se ha planteado, no se preocupa si llegará a ese futuro planeado, lo que si sabe es que lo va construyendo poco a poco, y lo mas interesante es que el proactivo nunca se siente ni estará solo, ya que contagiará a otros su deseo de salir adelante, es un lider. El proactivo es transparente, minimiza sus temores con la verdad, es fuerte y es un tipo que toma iniciativas donde otros se lamentan, es pues audaz. Es la persona que tiene un equilibrio con la naturaleza aprovecha toda energía y la mantiene.

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